lunes, 7 de noviembre de 2011

Cuando solo se ve la punta del iceberg

Aborto: Interrupción del embarazo por causas naturales o deliberadamente provocadas, así define la Real Academia Española abortar. En Argentina, ¿cuántas personas conocen el significado de esta palabra? ¿Cuántos adolescentes están al tanto de que en el Congreso se esta tratando la Ley para legalizar el aborto? ¿Cuántos estudiantes han tenido por lo menos alguna charla acerca de educación sexual?


La despenalización del aborto genera diferente tipo de opiniones, conjeturas y tesis. Existen cuatro tipos de posiciones dentro de la sociedad: la número uno es la que está a favor de la nueva ley; la segunda posición es la de aquellos que se niega a un cambio; la tercera es la de quienes no tienen idea de lo que se esta tratando en el Congreso y la cuarta (lamentablemente la más chica) son aquellos quienes invitan al debate y a atacar el problema desde su raíz.


La importancia de la nueva Ley está a la vista: manifestaciones, columnas de opinión en los principales diarios del país y minutos en los noticieros con mayor audiencia en la televisión. Especialistas, diputados, senadores, periodistas, sexólogos y vecinos dan su voto a favor o en contra sobre el tema, pero muy pocos advierten la raíz del problema: la educación.


Que existe el aborto ilegal es una realidad que no se puede ocultar, legalizarlo o no es solo cortar una rama del árbol podrido. ¿De qué va a servir permitir que una adolescente de 15 años pueda interrumpir su embarazo, si cuando asista a algún hospital público, probablemente tenga 30 mujeres en la misma situación que ella? Permitirle a esa nena que aborte es “sacarse” el tema de encima, lo importante sería darle los recursos a esa niña para que tome la mejor decisión, independientemente de las creencias de cada uno.


Estamos ante una ley que puede ser un punto de partida para un montón de ítems, tales como la educación sexual en las escuelas públicas y privadas o de cuantos jóvenes tienen acceso a métodos anticonceptivos. Que la sociedad se preocupe por si se modifica la Ley sería estupendo, pero lo importante radica en que niños, adolescentes y padres sepan cómo cuidarse sexualmente y los riesgos que conlleva abortar.

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